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sábado, 23 de febrero de 2013

DEUDA ODIOSA E ILEGÍTIMA


                


El tabú del impago

En los últimos tiempos cada vez son más las voces que cuestionan la legitimidad del pago de ciertas deudas. La proliferación de plataformas que defienden la necesidad de una auditoría sobre la deuda pública, la reivindicación de anular parte de la deuda hipotecaria de las familias con dificultades económicas (dación en pago) o, más en general, la popularización de la consigna “No debemos, no pagamos”, son buena prueba de ello.

Sin embargo, el impago de la deuda suele presentarse como una opción descabellada, inviable más allá del ámbito de la propaganda. Por muy elevado que sea el coste social derivado de atender los compromisos financieros, se argumenta, seguir pagando deuda es siempre el “mal menor”. Dejar de hacerlo, condenaría a un escenario de exclusión financiera y aislamiento político mucho más gravoso. El impago no sólo supondría pérdidas para los acreedores sino, sobre todo, para la parte deudora, que a cambio del alivio inmediato perdería su acceso a nuevos recursos y quedaría estigmatizada de por vida.

Dejemos de lado el hecho de que el fundamento jurídico vigente ampara el impago de deuda bajo ciertas condiciones: el Derecho Internacional acuña el concepto jurídico de “deuda odiosa” para referirse a aquella que no se ha contraído a favor de quien finalmente ha de responder por ella. Los ejemplos más utilizados son el no reconocimiento en 1898 de la deuda del Gobierno cubano por parte de Estados Unidos, o la anulación en 2004 de la deuda iraquí contraída por el régimen de Sadam Hussein.

Obviemos también la cuestión, crucial, de la legitimidad de decidir sobre el uso que se da a los recursos propios. Es evidente, más allá de la legalidad, que existen principios y derechos de rango superior a un contrato privado de deuda financiera. Si no está permitido, por ejemplo, que una persona salde una deuda vendiendo un órgano de su cuerpo, ¿por qué habría de estarlo que un país la salde vendiendo su sistema sanitario?

Y hagamos un último esfuerzo por olvidar que, en flagrante contradicción con el discurso oficial sobre el “impago imposible”, la historia está plagada de episodios de impagos de todo tipo: desde los antiguos jubileos hasta las recientes quitas negociadas entre la troika y el Gobierno griego. Según atestiguan las hemerotecas y los libros de historia, la conclusión de estos episodios no concuerda con las amenazas previstas.

Así pues, centrémonos esta vez, exclusivamente, en un aspecto que atañe en la actualidad y de forma particular a los países de la Europa periférica, entre los que se incluye España: la cuestión no es si el impago de deuda es o no posible; porque lo cierto es que en las condiciones económicas actuales algún tipo de impago es inevitable. Y tanto los acreedores como la troika, por supuesto, lo saben.

Sintéticamente, la situación es la siguiente. Estos países acumulan volúmenes de deuda, mayoritariamente privada, desorbitados; deudas que multiplican varias veces todo lo que producen en un año (en el caso español se acerca al 400% del PIB). 

Por otra parte, su producción –de donde proceden los ingresos con los que habría que pagar las deudas- disminuye o, en el mejor de los casos, crece a un ritmo insignificante. Así las cosas, la fórmula a la que recurren para pagar la deuda es refinanciarla: es decir, contraer nuevas obligaciones para saldar las que van venciendo. Pero los tipos de interés que los mercados financieros privados exigen a los países de la Europa periférica para concederles nuevos créditos están muy por encima de su exigua capacidad de generación de ingresos con los que afrontar los pagos. Como resultado, su deuda acumulada registra una inercia de crecimiento imparable.

La secuencia, además, tiende a retroalimentarse convirtiéndose en una espiral perpetua, debido a que los acreedores imponen políticas de austeridad que profundizan la recesión (dificultando cada vez más la generación de ingresos), lo cual obliga a recurrir de forma creciente al mecanismo perverso de la refinanciación del endeudamiento a tipos de interés inasumibles. Bajo estas condiciones, como decíamos, saldar las deudas pendientes resulta imposible. 


  Lo que se dirime es si el impago será diseñado por los acreedores de forma que sirva a sus intereses (maximizar los pagos recibidos) o si será usado como instrumento de legítima defensa por parte de los grupos sociales que están pagando la deuda.

viernes, 22 de febrero de 2013

AÑO ZERO



Qué se entiende por revolución


Si hay una palabra que siempre me ha intrigado es la de revolución. Y digo que me ha intrigado, porque si me pongo a contar la cantidad a acepciones que se hacen de la misma, llega el momento que se corre el riesgo de equivocarse y tomar por revolución lo que es diametralmente opuesto.

Para llegar a comprender lo que revolución significa, es necesario ser revolucionario y a ello se llega por diferentes caminos pero con un destino final común.
Para alcanzar la plena consideración revolucionaria lo primero es tener claro el objetivo final a alcanzar, abandonar lo superfluo y profundizar en lo trascendente.

A renglón seguido, estar convencido que el camino a andar no va a resultar cómodo ni grato; todo lo contrario: será difícil por los impedimentos que la sociedad acomodaticia va a poner a todo el que ose violentar un status quo, conseguido con el mínimo esfuerzo.

De igual modo el revolucionario, jamás considerará al prójimo más próximo como un rival a destruir por ser el impedimento más próximo para la consecución de los bienes materiales, que como se ha comprobado en los últimos tiempos, son además de efímeros poco consistentes.

Si se adopta como mapa conceptual las consideraciones anteriores, si es capaz de integrarse en el seno de una sociedad solidaria y comunal, estaremos ante la figura de un auténtico revolucionario.

Será el momento de ocuparse de temas sociales en unos momentos en los que el pueblo se siente desvalido por culpa de unos administradores de los bienes escasos que se han quedado con la parte mollar de los mismos, mientras ofrecían las migajas a los llamados ciudadanos y ciudadanas, que las recibían a cambio de introducir una papeleta en una urna cada cierto tiempo.

Hay otros impedimentos externos que dificultaran la tarea: es imposible alcanzar la transformación de la sociedad, con leyes ideadas como escudos protectores de los poderosos, que van a ser interpretadas y ejecutadas por ellos mismos. Es necesaria la colaboración de todos, para exigir su derogación y reforma posterior. Lo bueno de todo esto, que necesidad obliga y a lo lejos se oye un grato murmullo que ojala sea debido a la concienciación de un pueblo adormecido por la droga del consumismo.

Como punto final, el deseo que de una vez por todas, la nefasta presencia de la corrupta monarquía de los Borbones, de paso a un nuevo régimen basado en la libertad, honestidad e integridad de las personas, solo ver al delincuente yerno, produce asco y repulsa.

                                                                                                  Pedro Cantero

jueves, 21 de febrero de 2013

EL VOTO FELIZ




Tiempos de fin de régimen

Cuando hace casi tres años, las elecciones municipales confirmaron que el ciclo de Rodríguez Zapatero al frente del PSOE se había agotado (y que lo nefasto de su gestión acarrearía grandes problemas al socialismo español) en el PP estalló el entusiasmo: ellos, iban a gobernar en breve y, de momento, ya se habían apoderado de la mayoría de ayuntamientos. La autosuficiencia de los peperos se unió a su engreimiento, jactancia, inmodestia, vanidad, presunción, endiosamiento e ínfulas… Habían derrotado en las municipales a su gran enemigo y dentro de poco gobernarían.

Rajoy lleva un año gobernando y los alcaldes peperos están casi en el tercero, el resultado global de su gestión es ampliamente negativo, tanto es así que de aquella jactancia de hace tres años, lo que queda hoy es la seguridad para muchos de que en poco más de un año dejarán las alcaldías mucho peor de lo que las recibieron. Tras el engreimiento, el llanto y el crujir de dientes.

No se crea que escribimos esto influenciados por la actualidad y la espectacularidad del Caso Bárcenas. A fin de cuentas, lo de Bárcenas tiene que ver con el Caso Gürtel que ya tiene unos años de antigüedad sin que los tribunales se hayan dignado sentar de una vez por todas a estos y a toda la patulea de mangantes que, unas veces en el PP, otras en el PSOE y otras en CiU, aportan desde hace 30 años grandes titulares a los diarios. 

Si escribimos esto es por lo próximo (el espectáculo del PP votando para que se tramite la propuesta sobre desahucios, la entrevista de la Sánchez-Camacho con la novia de Oriol Pujol cuyos datos ocultó para cambalachar con ellos, o el que la “reforma laboral” de hace un año haya generado casi un millón más de parados) tanto como por lo lejano (el cada vez más evidente divorcio entre el “país real” –usted y yo– y el “país oficial” –el alcalde de turno y su “leal oposición”, o la legión de cargos oficiales en todos los niveles de la Administración–, la crisis económica que persistirá mientras no haya un nuevo modelo económico, el paro que avanza, la inmigración que no se va, y un país, en general que languidece desde hace cinco años cada vez más endeuda y sin liquidez).

El PP no ha podido remontar la situación que heredó de ZP porque, a su vez, la que heredó éste había sido generada por Aznar. ¿A quién se le ocurre permitir que la burbuja inmobiliaria se hinchara y se hinchara, sin hacer nada, sino enarbolando “cifras macroeconómicas” autotranquilizantes? A Aznar, por supuesto. Y ¿a quién se le ocurre permanecer durante dos años como un don Tancredo ante la crisis, sin hacer nada, y cuando se le ocurre hacer algo son rotondas y más rotondas en todos los pueblos de España? A Zapatero ¿a quién si no? Es conocido el refrán de “unos por otros, la casa sin barrer”. La casa, a todo esto, España, ya parece un inmueble abandonado.

Para resolver las crisis hacen falta 1) ideas, 2) valor para ponerlas en práctica y 3) energía para liderar la apertura de nuevos caminos. Ni Rajoy ni el último alcalde del PP tienen nada de todo esto. Al PP ya no le queda aquella fantasía de presentarse como el “partido de los buenos gestores” o el “partido del rigor presupuestario”, sino más bien como el partido de la imaginación reseca, las neuronas marchitas y el fracaso visible. Algo más de un año de Rajoy al frente del Estado y de tres con alcaldes peperos lo ha confirmado.

Así pues ¿habrá que volver al PSOE? ¿Se echará el electorado en brazos de Rubalcaba y de los suyos? No parece probable a tenor de los sondeos de opinión. El recuerdo del caos zapateriano está demasiado cerca como para que la sigla PSOE suscite entusiasmos.

Estamos ante un momento interesante de la historia de España: el régimen político creado en 1978 se sostenía sobre dos columnas principales, centro-derecha y centro-izquierda, PP y PSOE. Era un “bipartidismo imperfecto” apoyado por los nacionalistas catalanes y vascos.  

Pues bien, ese sistema está agonizando: el PSOE ha quebrado, el desastre zapaterista ha sido demasiado para conservar el frescos de su sigla, en cuanto al PP camina por los mismos derroteros. Los nacionalistas de CiU lideran el ranking de la corrupción y en cuando al PNV prefiere que nadie se acuerde mucho de ellos. El sistema de equilibrios nacido en 1978 ha muerto.

Falta que el electorado lo entienda, que no se sumerja en una apatía absoluta y en la abstención electoral o que no entregue su voto al primer demagogo o a la opción más arqueológica. Todo puede ocurrir en los próximos años, pero lo fundamental, la recuperación –política, social, cultural, económica- pasa por que el electorado afine su voto y logre encontrar y afirmar la existencia de opciones nuevas, de nuevos rostros, nuevas ideas y nuevas relaciones políticas. 

Por primera vez ya no se trata tanto de optar entre PP y PSOE (la única opción que nos ofrecía el régimen hasta ahora), sino de optar entre la “vieja clase política” (el PP+PSOE, el PPSOE), sino de alumbrar una nueva clase política. Las elecciones municipales serán la primera prueba de fuego: esperamos que el elector sea responsable y consecuente y, por primera vez en mucho tiempo, piense en sus intereses y no en los de la vieja clase política, ineficiente, corrupta y endiosada.
                                                                   Ernesto Milá

martes, 19 de febrero de 2013

23F LA MAREA CIUDADANA

  

 
    ¡ AL PUEBLO LE TOCA MOJARSE !

Convocadas movilizaciones ciudadanas para el 23F:
Gobierno y sindicatos quieren evitar que los ciudadanos-“antisistema”se adueñen de las protesta.

Los organizadores de las llamadas “mareas ciudadanas” se presenta como “una confluencia entre las distintas mareas, movimientos, colectivos y organizaciones que rechazan el statu quo y las soluciones injustas que se están adoptando con el pretexto de la crisis”.

 Debate del estado de la Nación, congreso de Comisiones Obreras y convocatoria a una masiva movilización contra los efectos de la crisis y de la corrupción, coincidiendo con el 32 aniversario del golpe del 23-F. Todo un cóctel para una semana caliente que preocupa al Gobierno y a los propios sindicatos, dispuestos a colaborar para que el malestar ciudadano no se desborde en las calles.

Entre los dos grandes partidos ya han hablado de manera informal sobre lo contraproducente que puede ser para ambos colocar los abundantes escándalos de corrupción en el centro del debate del estado de la Nación. No solo por el mensaje que pueden transmitir a los ciudadanos, sino también porque los estudios demoscópicos que manejan tanto el PP como el PSOE, demuestran que cada vez que se enzarzan en las acusaciones mutuas mediante el “y tú más”, lo único que consiguen es alimentar el granero de votos de Rosa Díez.

Pero la preocupación del Gobierno y de los dos grandes partidos no solo se centra en lo que ocurra durante los próximos días 20 y 21 dentro del Congreso de los Diputados, pues en esas fechas también celebra su congreso Comisiones Obreras y su clausura coincide con un “golpe de estado democrático”, así lo califican algunos de sus convocantes, para protestar mediante manifestaciones masivas en las calles de toda España contra los efectos de la crisis económica y los escándalos de corrupción, justamente cuando se cumplen 32 años de la asonada de Tejero.

Tanto CCOO como UGT quieren huir de cualquier simbología relativa a un golpe de Estado y por ello Cándido Méndez (UGT) e Ignacio Fernández Toxo (CC OO) han dado instrucciones a sus ejecutivas para que intenten reconducir la convocatoria de forma que encauce el malestar de todos los sectores que se están viendo dañados por los ajustes, sin por ello apadrinar ningún movimiento anti sistema y, menos aún, posibles revueltas callejeras que pueden terminar resultando muy violentas. “Nosotros no participamos en eso”, afirma un miembro de la ejecutiva de Comisiones, “estamos en contra de la corrupción y a favor de que los ciudadanos expresen en la calle su malestar, pero siempre a través de cauces democráticos y sin colaborar con malentendidos”.

El debate interno dentro de los dos sindicatos está siendo muy intenso ya que no se quiere dar la espalda al fuerte malestar social que se detecta en la calle pero, al mismo tiempo, tampoco se desea enviar una señal que sea malinterpretada “por aquellos que pescan en rio revuelto y están alentando alternativas antidemocráticas que cuestionan el sistema de partidos”, apunta la misma fuente sindical.

       VER+ VIENTOS DEL PUEBLO ME LLEVAN

 http://www.elespiadigital.com/index.php/noticias/politica/1617-convocadas-movilizaciones-ciudadanas-para-el-23f-gobierno-y-sindicatos-quieren-evitar-que-los-antisistema-se-aduenen-de-las-protestas-



MALOS TIEMPOS PARA LA LÍRICA




                                      
Panorama de Mérida                 A Rafael Martínez Nadal
                                                             
Por la calle brinca y corre                                  
caballo de larga cola,
mientras juegan o dormitan
viejos soldados de Roma.
Medio monte de Minervas
abre sus brazos sin hojas.
Agua en vilo redoraba
las aristas de las rocas.
Noche de torsos yacentes
y estrellas de nariz rota
aguarda grietas del alba
para derrumbarse toda.
De cuando en cuando sonaban
blasfemias de cresta roja.
Al gemir, la santa niña
quiebra el cristal de las copas.
La rueda afila cuchillos
y garfios de aguda comba.
Brama el toro de los yunques,
y Mérida se corona
de nardos casi despiertos                
y tallos de zarzamora.                               Federico García Lorca 

lunes, 18 de febrero de 2013

LA VICTORIA DE CORREA



Cuando escuché a Correa              BIOGRAFIA: RAFAEL CORREA

Hace unos meses tuve la oportunidad de asistir a una de las visitas que el presidente Rafael Correa hacía a la comunidad ecuatoriana residente en España. Se agolpaban frente a un escenario miles de personas. Sentí un poco de ansiedad al ver a tanta gente junta y expectante un domingo tan temprano por la mañana. Me pareció, incluso, extraño el amor que profesaban por su presidente. Pensé en salir del recinto.

 De pronto, apareció el mandatario. Me tranquilicé cuando se hizo el silencio. Prometo que esperaba escuchar un discurso como tantos otros. Sin embargo, aquel día yo no estaba asistiendo a un mitin político, yo recibí durante 40 minutos una de las mejores clases de economía y gestión pública de mi vida académica.

El presidente Correa fue a darle a su pueblo una rendición de cuentas que abarcó toda su legislatura. Explicó con cifras por qué tomó algunas decisiones y las razones por las que declinó otras. En medio del discurso, el niño que estaba a mi lado le preguntó a su madre en voz bajita “¿qué es la balanza comercial?”. A continuación, como si el mandatario lo hubiese oído, explicó que “la balanza comercial es la diferencia entre exportaciones e importaciones…”. Yo me quedé atónita. Él no había oído al niño, era imposible. Estábamos muy lejos del escenario. Luego entendí que lo que el presidente Correa estaba haciendo era esforzarse para que todos los ahí presentes – supiéramos de economía o no–- aprehendiéramos lo que él nos comunicaba.

 En ningún momento depreció su discurso para hacerlo más comprensible. Por el contrario, las ideas que nos trasmitió eran complejas, pero tan bien explicadas que el silencio se sostuvo durante aquellos 40 minutos. Todos escuchábamos atentos la clase magistral.

Tras las elecciones de este fin se semana en Ecuador, ese señor que yo pude ver rindiendo cuentas a su ciudadanía volverá a erigirse como presidente tras el voto democrático. Serán cuatro años más de legislatura.

Desde que entró en la presidencia en 2007, Ecuador ha sufrido una serie de cambios asombrosos. La pobreza ha caído en diez puntos porcentuales. A inicio de 2007, el desempleo rondaba el 9%, actualmente se encuentra en el 4.1%. Se renegociaron los acuerdos contraídos con las multinacionales petroleras, dando como resultado un alto incremento en los ingresos fiscales, que pasaron del 27% del PIB en 2006 al 40% en 2012. Se creó la Comisión de Auditoría Integral del Crédito Público que demostró que parte de la deuda pública contraída era ilegal. Se dejó de pagar un tercio de la deuda externa.

El Estado se hizo robusto, y esta robustez fue canalizada hacia las políticas públicas y sociales que benefician al día de hoy a muchos ecuatorianos, políticas que pasan por mejoras educativas, por ampliaciones en el acceso a los servicios de salud, por ayudas en el sector de la vivienda, por transferencias monetarias a los colectivos más vulnerables.

           Francesca Emanuele

http://diario16.pe/columnista/17/francesca-emanuele/2335/cuando-escucha-a-correa

domingo, 17 de febrero de 2013

UN SISTEMA HIPOTECARIO BLINDADO


                                      
España: El clamor contra el desahucio y el "genocidio financiero".


Una condena en vida. Así fue como el diario estadounidense The New York Times definió el sistema hipotecario español, uno de los más severos del mundo. El Código Civil establece que el deudor responde con todos sus bienes presentes y futuros en caso de no poder hacer frente al pago de su hipoteca, ya que es una garantía accesoria que depende de la principal. Es decir, que si un acreedor saca a subasta la vivienda y obtiene por ella una cantidad inferior a la deuda que garantiza, el deudor no se libera. Sigue estando obligado al pago de la cantidad restante del préstamo y además, también debe hacer frente a las penalizaciones y a los costes judiciales, lo que provoca que muchos ciudadanos se enfrenten a una deuda en la que la bancarrota no es una respuesta posible.

 Esta es una diferencia fundamental con otros países como Estados Unidos, Francia, Inglaterra y Alemania. Allí la vivienda, y sólo la vivienda, garantiza el pago de la cantidad hipotecada basándose en la figura de la dación en pago.

 Según un informe del Consejo General del Poder Judicial, desde el inicio de la crisis se han efectuado 350.000 ejecuciones hipotecarias en España y las estadísticas indican que un 34% de los suicidios que se producen en el país son debidos a los desahucios.

"NO ES EL CAPITAL EL QUE CREA EL TRABAJO SINO, EL TRABAJO EL QUE CREA EL CAPITAL".