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sábado, 5 de abril de 2014

LA GUERRA SANTA



El combate entre el Espíritu y el Alma

 Incluimos aquí un capítulo del libro La lucha con el Dragón, concretamente el capítulo 9, en el que se explica el significado simbólico de dicho combate con la bestia infernal. Lo reproducimos en tres partes: 1) el combate  sagrado,  2) el simbolismo del caballo o la cabalgadura del Héroe, 3) elsimbolismo de las armas que emplea el Héroe para vencer al dragón.

La vida es combate, guerra incesante, lucha y esfuerzo para alcanzar la meta. Y esto, lo queramos o no; nos guste o nos disguste; nos demos o no cuenta cabal de ello. 

El hombre es por naturaleza un ser combatiente: nace con una misión luchadora y realiza su destino combatiendo, venciendo obstáculos, resistencias y fuerzas hostiles. Vivir es combatir, pelear a brazo partido para superar las dificultades que surgen en nuestro camino, bregar contra los impedimentos que se oponen a nuestros propósitos y proyectos. No se puede tener una vida auténticamente humana sin pelear duro, de forma valiente y tenaz. Nuestra existencia cobrará sabor y sentido en la medida en que nos impliquemos combativamente en ella.
Vivere militare est, “el vivir es guerrear”, sentencia Séneca en una de sus cartas. Idea que ya encontramos formulada en la Biblia, en el Libro de Job, donde expresamente se afirma: “Milicia es la vida del hombre sobre la tierra”.
La gran guerra santa
El mito de la lucha con el dragón nos habla de este guerrear. Pero aquí la lucha tiene sobre todo una proyección interior: es guerra contra uno mismo, combate contra los impedimentos que hay en el propio ser, lucha sin cuartel contra el ego. Se trata de una guerra intestina en la que está en juego aquello que más nos importa -‑o que, al menos, más nos debiera importar‑-, a saber: nuestra libertad, dignidad y felicidad. Un combate interior que será tanto más intenso cuanto mayor sea la nobleza de la persona, cuanto más altas y nobles sean sus aspiraciones. Quien no combate internamente, pierde su vida. Quien no quiera pelear, estará condenado a vivir como un despojo viviente, como un perpetuo derrotado, como un trozo inerte zarandeado por los acontecimientos y por la fatalidad del destino.
Pero la dimensión combativa de la vida alcanza su máximo nivel cuando el vivir se encauza por una vía espiritual, guiado por la luz de la Gnosis o Sabiduría. 

Entonces, la existencia humana se perfila como una gran batalla o prueba heroica que tiene como objetivo el conocimiento de nosotros mismos, nuestra liberación y realización integral. Una batalla, prueba o trance en que somos al mismo tiempo el héroe liberador, la víctima a liberar y el enemigo a vencer, el tirano a derribar. Contemplada desde una elevada perspectiva espiritual, gnóstica y sapiencial, la vida no es sino eso: guerra en el sendero de Dios por la instauración de la paz, el orden y la armonía; combate por la conquista de nuestra propia Iluminación; lucha por el Conocimiento, por la Sabiduría, por la Visión trascendente que ha de transformar nuestro ser y que nos ha de aportar la felicidad plena; esfuerzo audaz y perseverante para derribar los obstáculos que se interponen entre nosotros y la Realidad; empresa guerrera al servicio de la Luz, esa Luz del Ser y de la Verdad que es suprema fuerza liberadora. Y es de esta gesta heroica interior de lo que nos habla el mito universal de la lucha con el dragón. Pocas imágenes expresan esta idea de modo tan directo, gráfico y vigoroso como la del héroe solar alanceando a la negra bestia del averno.
En la escena mítica en la que se enfrentan el Héroe solar y el monstruo abisal se halla representada, como antes decíamos, la “gran guerra santa”, el gran combate espiritual en que se decide el destino último del ser humano. Lo que la doctrina islámica llama al‑jihâd al‑akbar, “gran jihâd” o “jihâd mayor”, esto es, el “gran combate” en el cual el enemigo a vencer es el infiel que portamos dentro de nosotros (en contraposición al “jihâd menor” o “pequeña guerra santa”, al‑jihâd al‑asghar, que es la guerra exterior contra los infieles). “La lucha del Amor contra la Cólera” de que habla Jakob Böhme, lucha que tiene lugar dentro del alma humana. El gran proceso agónico o “combate espiritual” (geistlicher Streit) que Gichtel, siguiendo los pasos de su maestro, describe como enfrentamiento “entre el Amor y la Cólera, entre la Luz y las Tinieblas, entre el Sí y el No”. La “batalla entre las fuerzas opuestas del engaño y de laBodhi o Iluminación”, para decirlo con las palabras de Yasutani‑roshi, maestro zen japonés del presente siglo.
Esa guerra interior se halla figurada en la mitología védica por la guerra entre los devas y los asuras, entre las fuerzas divinas y las fuerzas demoníacas. Ya hemos visto que en la lucha de Indra contra el dragón Vritra, este último representa a los asuras o “anti‑dioses” mientras el primero es el Rey de los devas o dioses, y que tanto uno como el otro simbolizan fuerzas y tendencias presentes dentro del hombre. “Devas y asuras se combaten sin cesar por el dominación del mundo”, leemos en la Brihadaranyaka Upanishad. Y este mundo por cuyo dominio luchan las fuerzas de la luz y de las tinieblas es en primer lugar el mundo del hombre, el microcosmos o pequeño mundo en el que se refleja la totalidad de la Creación, con su inmediata repercusión en el mundo que lo rodea, ya sea el mundo social o el mundo natural, el universo o macrocosmos.
En la disciplina del Yoga, en la que como hemos visto se parte de la fórmula mente = ego y se señala como meta la “aniquilación” o “disolución de la mente” (mano‑laya o mano‑nasha), se habla de librar una auténtica “guerra contra la mente”. Así Swami Sivananda Sarasvati nos exhorta a lanzarnos al campo de batalla de lo Absoluto; es decir, a emprender la empresa heroica de descubrir y conquistar la Realidad Suprema, el Brahman, que constituye nuestra más honda realidad y nos hace ser lo que somos. Para ello -‑nos dice-‑, debemos convertirnos en “soldados del espíritu”, dispuestos a luchar con todas nuestras fuerzas contra las potencias que nos encadenan a Maya, la ilusión cósmica, haciéndonos ver como real lo irreal y como irreal o ilusorio lo verdaderamente real. Y entre estos poderes que nos esclavizan, hace notar Sivananda, figura en primer lugar la mente. Si queremos liberarnos de los lazos de Maya y alcanzar la verdadera libertad, tenemos que ser, por tanto, héroes en la lucha contra el manas. Hay que vencer a la mente egótica, y esto sólo puede lograrse tras duro esfuerzo y enconada lucha.
En la tradición islámica, y especialmente en la doctrina sufí, abundan las referencias a esta guerra santa interior, que los maestros sufíes describen como el combate que se libra contra el “alma carnal” (an‑nafs al‑ammâra). Eljihad al‑akbar o “gran combate” es la guerra sin cuartel que quien decida orientar sus pasos por “la Vía” sagrada de la realización espiritual ha de llevar a cabo contra el yo pagano, politeísta e idólatra, adorador de las cosas y de sí mismo. Como señala Seyyed Hossein Nasr, el espíritu combativo al que apela el principio del jihâd va dirigido contra todo lo que niega la Verdad o perturba la armonía; lo cual, aplicado a la propia vida personal, implica  un combate incesante contra las tendencias nocivas y desintegradoras que cada cual porta dentro de sí, “una guerra continua contra el alma carnal (nafs), contra todo aquello que en el hombre tiende a la negación de Dios y Su Voluntad”. En su significación interior, es decir, como “gran guerra santa”, que es la realmente importante, el jihâd significa “guerra contra todas aquellas tendencias que apartan al alma del Centro y Origen y la alejan de la gracia del Cielo”. Es éste un combate que, como enseña Ibn Abbad de Ronda, místico andalusí del siglo XIV, puede durar toda la vida, y en el cual el luchador debe desconfiar de sí mismo y contar únicamente con Dios. En tanto haya una brizna del “yo” que pretende afirmarse al margen del mandato de Dios, deberá proseguir ese “gran combate”. Refiriéndose a esta “guerra santa mayor”, que considera equivalente al camino sufí, Martin Lings observa que sólo el místico o gnóstico es capaz de llevarla hasta sus últimas consecuencias, pues sólo él “sabe lo que es mantener una oposición metódica a sus posibilidades inferiores y llevar la guerra al territorio enemigo para que el alma entera pueda ser <para Dios>”.
El Budismo no es una excepción en esta interpretación combativa de la empresa espiritual. La vía búdica se perfila como un combate, como una empresa guerrera y conquistadora: una guerra sin cuartel por la conquista de la Liberación. La vida del seguidor de Buddha es una lucha continua contra las fuerzas que dentro de él se oponen a la Iluminación, a la realización de la Verdad; una lucha contra la sensualidad, la pasión y la ignorancia, contra todas las impurezas e impedimentos que brotan del ego. En esto, el fiel budista no hace sino seguir el modelo de Sakyamuni, el fundador de esta tradición sagrada. Es éste un extremo puesto en evidencia por Shundo Tachibana en su obra Ethics of Buddhism, el cual tras explicar que Mara es la personificación del mal, según ya vimos, subraya que la vida entera del Buddha “fue una vida de lucha constante contra este mal”, como lo fue también la vida de todos sus discípulos. Mara y sus seguidores, sigue diciendo Tachibana, son comparados en los textos budistas a un ejército, cuyo general es precisamente “el Tentador” como mal principal o raíz de todos los males. 

La orientación guerrera de la disciplina y el ethos budista ha sido resaltada por Julius Evola en su ya clásico estudio sobre “la Vía del Despertar”. Evola llama la atención sobre la frecuencia con que en los textos canónicos aparece “la asimilación de la ascesis budista a la guerra y de la cualidad del asceta a las virtudes del guerrero y del héroe”.
El Dhammapada abunda en sentencias alusivas al sentido combativo de la vía espiritual. En este antiguo texto sagrado budista aflora por doquier la terminología militar, las referencias al arte de la guerra, lo que constituye un claro índice de esa dimensión de “guerra santa” que adquiere la marcha a lo largo del “Camino del Dharma” (concepto éste de “marcha” que, por cierto, también presenta innegables connotaciones marciales, al igual que el de “disciplina” antes mencionado ). En un párrafo que va dirigido al hombre que se esfuerza en el Camino, Buddha aconseja: “Haciendo que su mente permanezca firme como una fortaleza, luche contra Mara con el arma de la sabiduría; proteja su conquista y no se aparte de ella”. Y más adelante, ensalzando el poder espiritual del Sabio o Muni, que sabe guiarse rectamente en la vida, afirma: “Los sabios escapan del mundo derrotando a Mara y su ejército”.
En el capítulo de la mencionada obra en el que se traza el perfil del brahmán (brahmin), esto es, del hombre religioso, auténticamente sacerdotal, se alaba su capacidad para perseverar como buen soldado en el camino emprendido y soportar impasible todos los padecimientos y sinsabores que en él encuentre, de su ánimo dispuesto a arrostrar todas las dificultades. De la fuerza interior del brahmin, que le permite sufrir con serenidad toda clase de ataques y ofensas, se dice que “esa fuerza es su ejército”. Las fuerzas espirituales que ha conseguido reunir y forjar dentro de sí mismo constituyen el ejército con el que vence a las huestes de Mara.
En el Majjhima‑nikayo se habla de la “batalla contra el gran ejército de la muerte” y se llama al Nirvana, así como a la doctrina que permite alcanzarlo, “supremo triunfo de la batalla”. El hombre que sigue la Vía trazada por el Buddha ‑-el cual recibe los epítetos de Héroe, Vencedor o León rugiente‑- es definido como un guerrero o combatiente: “combatiente ario”. De él dice elMahavagga que “es firme, vigoroso, bien plantado, equilibrado, apto para vencer en la batalla”. Y en otros textos canónicos se le califica de “asceta luchador de pecho acerado (pugnante)”, “audaz que desconoce la vacilación”, “héroe vencedor en la batalla”: “un guerrero que es bueno para el rey, bien digno del rey, que es un ornamento del rey”. De ahí la importancia que se otorga a la virtud de virya, es decir, la virilidad, la energía combativa, el ánimo luchador, el temple y el arrojo, la fuerza interior, la valentía paciente y tenaz.
Por eso en el Tao-Te-King, que es una obra eminentemente espiritual, sapiencial, con un mensaje sobre todo interior, de realización humana o supra-humana, aparecen de manera recurrente las alusiones a las tácticas de combate y la terminología guerrera. Hasta el punto de que hay quien ha sostenido que en, en realidad, es un tratado sobre estrategia militar.

Fuente                                Antonio Medrano
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viernes, 4 de abril de 2014

LA OTRA ROMA



La vanguardia revolucionaria de la Urbs

Si algo resalta en el panorama revolucionario romano es, en el barrio de Esquilino, un edificio ocupado de seis pisos que se alza a sólo unos metros de la Estación Termini y es la sede principal de CasaPound Italia, asociación de promoción social y política implantada en todo el país. CasaPound rompe esquemas, crea nuevas realidades e inquieta a los bienpensantes.

Roma, la Urbs, caput mundi tiempo ha. Capital de una Italia un poco desorientada hoy día; adornada siempre con SPQRs [es decir, SENATUS POPULUSQUE ROMANUS] en las tapas de las alcantarillas, pero con cada vez más senatus y menos populus.

Tres millones de romanos que conducen como locos sobre los adoquines y suenan el claxon mientras gritan ‘ao’maporcogiudachecazzofaibruttostronzo!’. Un enjambre de turistas de todo el mundo que hacen fotos a piedras rotas, a veces incluso sabiendo lo que representan. Ruinas, iglesias, carbonara y poco más. O no.
Lo cierto es que hay otra Roma –que no otra Italia– que renace entre los restos de la primera. Otra Roma que forma parte de la realidad cotidiana de un romano y se escapa a los ojos de un simple turista. Otra Roma nera que se proclama heredera de la segunda Roma y que asoma en ocupaciones, espacios sociales y todo tipo de establecimientos. Sin ambición alguna de elaborar una enciclopedia ilustrada del fascismo romano, trataremos aquí de esclarecer algunos puntos.
Desde el mismo centro hasta la periferia brotan como setas secciones históricas, sedes y locales de distintos grupos que reclaman el Ventennio. Sin ser por ello un campo de batalla donde se compite por ver quién escupe más lejos. Ahora bien, poco o nada tienen que ver entre ellos.
Dejamos a un lado a la eterna extrema-derecha, en forma de partidos sin representación, preocupada por la inmigración, las próximas elecciones y la pelusilla de su ombligo, casi tan terminal y folclórica como la española. 
Esto ya lo conocemos, pero Roma no se queda ahí. Hay más.
Al oeste de la ciudad eterna están abiertas las puertas del Foro 753, un espacio transversal que alberga una comunidad abierta, amable y enérgica que celebró el pasado octubre su décimo aniversario. Cuenta con un gimnasio donde acuden regularmente niños y jóvenes del barrio a practicar boxeo, además de una gran sala donde algunos vecinos organizan sus celebraciones o eventos. Más allá de su sede, el Foro propone y participa en iniciativas municipales, cuenta con un grupo de donantes de sangre y organiza cursos de cocina. Por supuesto no deja de lado ni la crítica política con manifestaciones y acciones de lo más originales, ni tampoco se olvida la formación cultural mediante conferencias y encuentros. Pensamiento y acción en un ámbito local, es una de las realidades más interesantes y sólidas.
En una escala más pequeña, encontramos varias librerías especializadas y pequeños grupos de estudio. Destaca seguramente la Asociación Cultural Zenit, dedicada principalmente a la difusión de artículos políticamente incorrectos y la formación de los jóvenes romanos, además de a la colaboración en iniciativas de solidaridad internacional.
Pero si algo resalta en el panorama revolucionario romano es, en el barrio de Esquilino, un edificio ocupado de seis pisos que se alza a sólo unos metros de la Estación Termini y es la sede principal de CasaPound Italia, asociación de promoción social y política implantada en todo el país. CasaPound rompe esquemas, crea nuevas realidades e inquieta a los bienpensantes.
Se presentó a las últimas elecciones, pero no por ello es un partido. Critica la inmigración masiva, pero se alza en plena ChinaTown romana y aporta un análisis constructivo de este fenómeno. Recuerda el Ventennio, pero nada más lejos que estar formada por un grupo de nostálgicos. CasaPound es una paradoja para los que ven en las antiguas ideologías algo rancio y reaccionario.
Desde el apoyo a los comerciantes del barrio hasta la denuncia de las políticas de la Unión Europea, nada queda fuera de su esfera de acción. Música, deporte, cultura. Un circuito económico con establecimientos comerciales. Un bar, un pub, un restaurante. Una tienda de ropa, una librería. Varias sedes repartidas por toda la capital. Los fascistas del terzo millennio van más allá del bien y del mal y son de los pocos revolucionarios que se toman en serio la Revolución. Riprendersi tutto, dicen, ‘retomarlo todo’. Y no sólo dicen, hasta lo hacen. O lo intentan, vaya. Pero si el que la sigue la consigue, poco hay que pueda parar a las tortugas flechadas, como se llaman a sí mismos por la imagen que figura en su insignia.
CasaPound, en fin, nada tiene que ver con la marginalidad o el gueto al que se encuentra condenado en España cualquier grupúsculo que se atreva, con más –omenos acierto a proclamarse fascista. En este caso, Italy is different.
No puede decirse que no exista el estigma, ni el rechazo, ni el menosprecio de medios e instituciones ante la sola mención del adjetivo maldito. Pero sea dicho también que el subconsciente italiano responde de forma distinta.
Digamos, por una parte, que en Roma no es difícil que un taxista te cuente con admiración las grandes obras del Duce. O encontrar votantes liberales que aseguren que lo hizo todo bien, hasta que entró en guerra. Esto no quita la histeria léxica de los que temen el libre debate, ni tampoco el disgusto de los que deliberadamente son contrarios a las reformas de la época.
Por otra parte, si se me permite la comparación, hablar de fascismo en España es tan anacrónico como reivindicar la reforma agraria carlista. Existe una ley no escrita de la política sobre las dificultades de retomar un concepto previamente abandonado, aunque sea por un pequeño periodo de tiempo. En España, el fascismo sólo fue reivindicado por Ledesma-Ramos y la Falange de José Antonio, antes de caer en boca de un Franco titubeante que apenas pasó de copiar la parte más estéticamente superficial.
Sin embargo, en Italia, entre unos y otros, nunca se ha dejado de hablar de fascismo. Tras la guerra nace el MSI como heredero del régimen caído, que obtuvo representación parlamentaria hasta los años 90. También están grabados en la memoria romana los años 70, Años de Plomo, cuando con demasiada frecuencia eran portada en los diarios las víctimas de asesinatos políticos causadas precisamente por compartir esta visión del mundo.
Que todos los que se han identificado de esta manera lo hayan hecho de un modo más o menos coherente es ya otra historia. Sirve el hecho que la sociedad italiana no ha dejado de oír hablar de fascismo desde 1922. Y eso queda, gente que a cara descubierta y con micrófono delante quiere ser heredera del Ventennio, y no sólo una mancha negra y abstracta que representa el mal absoluto.
Fuente                                            Laura Portolés

jueves, 3 de abril de 2014

UN MUNDO FELIZ



La dictadura perfecta

"Un mundo feliz", escrito en 1932, describe una democracia que es, al mismo tiempo, una dictadura perfecta; una cárcel sin muros en la cual los prisioneros no soñarían con evadirse. Un sistema de esclavitud donde, gracias al sistema de consumo y el entretenimiento, los esclavos amarían su servidumbre.

Para el logro de este objetivo, Huxley imagina una sociedad que utiliza todos los medios de la ciencia y la técnica - incluidas las drogas - para el condicionamiento y el control de los individuos

En ese mundo, todos los niños son concebidos en probetas y están genéticamente condicionados para pertenecer a una de las cinco categorías de población. De la más inteligente a la más estúpida: los Alpha (la elite), los Betas (los ejecutantes), los Gammas (los empleados subalternos), los Deltas y los Epsilones (destinados a trabajos arduos).

Todos son felices, porque su estilo de vida es totalmente acorde con sus necesidades e intereses. Los descontentos con el sistema (los menos) son apartados de la sociedad ideal y confinados en colonias especiales donde se rodean de otras personas con similares "desviaciones", alcanzando también la felicidad. 

Uno de los aspectos más relevantes de la historia es que los ciudadanos de ese mundo ideal dependen casi servilmente de una droga sintética, el Soma, para garantizar su felicidad. Algo que se relaciona bastante directamente con las experiencias personales del propio Huxley con distintas drogas.

La mayor parte de los críticos, incluido el propio Huxley, ha comparado esta novela con "1984", de George Orwell. Ambas obras constituyen un ejercicio de proyección futurística. 

La diferencia, sin embargo, está en lo referente a los modelos de control: el mundo de Orwell está basado en la fuerza y la coerción y el de Huxley en el ocio y la diversión. 

Mientras Orwell hace una proyección del comunismo soviético de su época, Huxley proyecta hasta sus últimas consecuencias la sociedad liberalcapitalista en la que le tocó vivir.

       Leer+ UN MUNDO FELIZ

miércoles, 2 de abril de 2014

REVOLUCIONES DE COLORES



El Huevo de la serpiente
Documental que muestra descarnadamente a los actores de las llamadas revoluciones de colores; ellas ocurren, en la periferia de la Federación Rusa. 
Financiadas por las ONG como Freedom House, USAID o el Instituto Internacional Republicano que dirige el senador MacKain. Y también hablan los teóricos como Gene Sharp autor de: las “dictaduras a las democracia”, libro traducido por la CIA a más de 20 idiomas y repartidos por la ONG.
Lo importante de este documental que tiene unos años, que muestra como la misma “matriz” se repite, cuyo objetivo es político-económico: para que USA y sus aliados principales controlen la Isla del mundo en la definición de padre de la Geopolítica atlantista Sir Halford John Mackinder, la cual no es otra cosa que rodear el mundo euroasiático, y dominar el Heartland, también llamada “Teoría de la Región Cardial”, “Teoría del Corazón Continental”, “Área Pivote” o “Isla Mundial si no es posible dominarlo, tenerlo cercado y controlado.
En el documental francés descarnadamente los “agentes” de la libertad (?) declaran que apoyan estas acciones porque en esos países los regímenes hacen imposible que puedan hacer negocios: USA y sus Aliados. Más claros imposible.
Nunca mejor la frase: “el fin justifica los medios”, es importante como tienen clasificado estas ONG a los países del mundo y si observan el documental, en un pasaje, se muestra un planisferio en una de las “fundaciones norteamericanas por la libertad en el mundo”, de como están a su criterio señalados los países del mundo, según la libertades políticas (según los criterios de “libre mercado” y negocios de USA), verán a cuales de los paises de suramerica se les aplicará la matriz.
Y por último son tan descarnadas las declaraciones de los miembros directivos de dichas ONG, al aclarar que hace años atrás, esta matriz la desarrollaba la CIA y que ahora son ellos los que reemplazan, y que esto nos permite obviamente saber mas sobre ella.
Fuente dossiergeopolitico               Carlos Pereyra Mele                            
Quizás así entendamos más de lo que ocurre en este mundo, que quiere ser multipolar, pero los poderes concentrados intentan frenar y torcer a su favor manteniendo sus privilegios obtenidos en años de control político económico financiero occidental.
"Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos."  Nicolás Maquiavelo                   

martes, 1 de abril de 2014

SIGNIFICADO DE LA LIBERTAD



Lo que no se quiere oír

En el prólogo de Rebelión en la granja, George Orwell escribía una frase digna de ser cincelada en el mármol: «Si la libertad significa algo será, sobre todo, el derecho a decirle a la gente lo que no quiere oír». 

Cuando la leí por primera vez, pensé que tal frase podría ser un magnífico lema vital; y, desde que empecé a escribir, consideré siguiendo a Orwell que la misión de un escritor no es halagar a su público, sino más bien aguijonearlo, incomodarlo, llegando incluso a molestar por escribir sobre cuestiones espinosas o sobre asuntos contrarios al espíritu de la época.

Hoy ya sé que esto es una empresa inútil y quimérica; y que, como todas las empresas inútiles y quiméricas, solo engendra a la postre melancolía.

Podríamos, para demostrar la imposibilidad del desiderátum de Orwell, empezar invocando su figura, condenada en vida a la heterodoxia por rebelarse contra la adhesión ciega que el estalinismo imponía a los intelectuales. Por decirle a los estalinistas lo que no querían oír, Orwell fue expulsado a las tinieblas, donde al menos fue recogido por los antiestalinistas; pero si lo acogieron fue, precisamente, porque lo pudieron utilizar en su guerra dialéctica contra el estalinismo (es decir, porque Orwell decía exactamente lo que ellos querían oír).

Pero aquella época de conflagraciones bélicas e ideológicas ha quedado atrás; hoy nos hallamos en una fase democrática de la historia que, si por algo se caracteriza, es por el afán de toda instancia de poder en halagar a la 'ciudadanía'.
En realidad, podríamos decir más certeramente que el sentido del poder en nuestra época no es otro sino halagar a la ciudadanía, aplaudiendo sus gustos, satisfaciendo sus apetitos y anhelos, alimentando sus bajas pasiones, etcétera. 

A esta labor se dedican con particular denuedo los gobernantes, a quienes ya casi resulta imposible adoptar medidas ásperas que contraríen las expectativas de sus votantes (y por eso encargan constantemente encuestas demoscópicas). 

A esta labor se dedican también los medios de comunicación, que se rigen por la tiranía de las audiencias y encargan 'estudios de mercado', para establecer cuáles son las preferencias de su público. Y, en fin, no existe en la llamada sociedad democrática instancia de poder alguna que no obre conforme a la máxima de decirle a su clientela lo que su clientela desea oír. Otra cosa es que, una vez halagados los deseos más primarios de su clientela, esas instancias de poder se dediquen luego de matute a machacarla; pero es lo mínimo que se debe hacer con quien previamente ha aceptado ser sobornado.Pues lo mismo que hemos escrito sobre las instancias de poder vale para el escritor. 

El escritor que haga uso de ese quimérico derecho orwelliano a decirle a la gente lo que la gente no quiere oír será pronto condenado al ostracismo; porque, de inmediato, el público hará uso de su correspondiente derecho a no oír lo que no desea oír.

No negaremos que existan algunos espíritus privilegiados capaces de oír (¡y hasta de escuchar!) aquello que no les gusta; pero son excepciones que confirman la regla, almas raras y en peligro de extinción que acampan extramuros del redil. 

Por lo general, la gente no soporta que le digan lo que no quiere oír, sobre todo cuando el clima de la época previamente ha creado una suerte de ilusión acústica en la que la gente siempre está oyendo lo que le apetece oír; y en donde las cosas que molestan son unánimemente consideradas horrísonas. 

Por supuesto, el escritor conformista que dice lo que el público quiere oír posará sin embargo de rebelde, porque así es como lo prefieren sus lectores (para imaginar que ellos también son rebeldes); pero esas cosas presuntamente molestas que dice serán siempre veniales, referidas a cuestiones contingentes (por ejemplo, despotricar contra tal o cual gobierno perecedero, o burlarse de algún uso social de reciente cuño, o arremeter contra ciertos excesos caricaturescos de las ideologías en boga), pero nunca en cambio atacará los fundamentos filosóficos en los que se apoyan tales ideologías (cuyos errores de fondo comparte), ni discutirá el medio inmoral que ha amparado tales usos sociales (del que participa gozosamente), ni pondrá en solfa la legitimidad del poder que esos gobernantes perecederos invocan, porque sabe que si lo hace será expulsado fulminantemente a la intemperie.

Y en la intemperie hace mucho frío. En esta fase democrática de la historia (como en fases totalitarias anteriores, aunque por razones muy distintas), no existe un «derecho a decirle a la gente lo que no quiere oír», querido Orwell. O, si existe, es un «derecho al suicidio»

Fuente                                              Juan Manuel de Prada
finanzas

lunes, 31 de marzo de 2014

POLÍTICA Y LENGUAJE



Lenguaje y política II

Desde los griegos para acá es sabido que el lenguaje político tiene una finalidad principal: disuadir, convencer, persuadir. 

Aquel que está en el uso del poder cuando habla busca, antes que nada y fundamentalmente, persuadir a sus receptores= futuros votantes, de que aquello que hace y propone es lo mejor, lo correcto, lo adecuado.
Al mismo tiempo, su discurso siempre busca mostrar un compromiso de su parte, pero de tal forma sutil, que le permita no quedar existencialmente comprometido. Alguna vez hemos sostenido que:el discurso político de la partidocracia de nuestros días puede resumirse como: un compromiso que no compromete” [1]

Hoy que nos movemos, la mayoría de los países occidentales, dentro del régimen de las socialdemocracias, el lenguaje político se despliega en una concesión de derechos humanos infinita en donde la idea de límite es obviada totalmente. Este discurso de un prometer sin límites que “nos obliga a ser felices”, tiene por contrapartida para el hombre del pueblo el hecho bruto de una realidad cada vez más injusta y alienante. 

Así en la Europa socialdemócrata ese hombre de pueblo tiene cada vez menos trabajo y en Nuestra América la falta de seguridad por parte de los gobiernos hace que los criminales lo cacen a uno como moscas (los muertos recientes en México, Brasil, Argentina, Venezuela, Colombia, nos eximen de cualquier comentario).

Es que el lenguaje político del progresismo (ej. Zapatero) ha responsabilizado en el tema de la falta de trabajo, a la gran cantidad de inmigrantes llegados a Europa y el tema de la inseguridad en Iberoamérica (ej. Correa) como un tema “de la derecha”. Cuando, en realidad, los pobres son los que se quedan primero sin trabajo y los muertos americanos no son de las burguesías locales sino que pertenecen, la mayoría, al pueblo llano.

Cambio de los términos

Ya no se habla más de revolución sino de cambio. El pueblo ha pasado a ser “la gente”. En Argentina, dictadura militar reemplazó a proceso militar del 76 al 83. Los derechos humanos suplieron a los derechos ciudadanos o civiles de antaño. Compañero o amigo reemplazaron a militante o camarada. El término liberación fue reemplazado por el de bienestar, el de pobre por el de excluido. La ironía hiriente a la puteada. La expresión grupos concentrados al de imperialismo. Dentro del aspecto gestual del lenguaje ya no hay retos ni suicidios. 

Claro está, el honor en el dominio de la política es algo que desapareció. La invasión del mundo light y de la soft-ideología transformó los términos utilizados en el lenguaje político en meros significantes agradables al oído pero sin ningún contenido semántico. El discurso progresista tiene un solo y único temor: no aparecer antiguo y es por ello que siempre se presenta en la vanguardia.

Lenguaje y pensamiento

Hace ya muchos siglos ese gran lingüista que fue Alexander von Humbolt descubrió que los hablantes modelan la lengua y la lengua modela la mente, y así cada idioma fomenta un esquema de pensamiento y estructuras mentales propias. Es decir, que las lenguas proyectan un modelo de pensamiento. Y más acá un filósofo extraordinario como MacIntayre afirmó mucho más cuando dijo: “La semántica se está transformando en la filosofía primera… porque el vínculo entre el lenguaje y la creencia comunitaria es relativamente estrecho”.[2]

Así, el esquema de pensamiento no es lo mismo en inglés que en castellano, en alemán que en árabe o en chino que en guaraní.

Esta enseñaza liminar, olvidada en el desván de los recuerdos, nos permite detectar la colonización lingüística de nuestros intelectuales según sea su mayor aproximación y uso de lenguas extranjeras en su expresión, pero paradójicamente, no nos dice nada del lenguaje político: porque nuestros políticos a gatas si hablan la castilla.

La colonización de nuestros políticos no se produce por la lengua sino por el dinero que les permiten ganar, a título individual, los negocios con el extranjero o con los lobbies locales. Así, grandes concesiones de explotación, obras públicas, ubicación de bonos del Estado son los grandes agentes de la colonización de la política menuda, local o nacional.

¿Y el lenguaje político? Quedó reducido a un hablar por hablar sin decir que nada es verdadero o falso. Es un compromiso que no compromete. Es una infinita serie de promesas incumplidas e incumplibles. Es, en definitiva, una burla a la inteligencia media del pueblo llano.

¿Algún político nuestro, y eso que somos veintidós Estados-nación que hablamos la misma lengua, se ha ocupado alguna vez de defender la comunicación internacional en castellano? 

Leo con estupor en una revista especializada que “el español es el tercer o cuarto idioma más hablado del mundo” [3] cuando todo el mundo sabe que el inglés lo hablan alrededor de 450 millones de personas y el castellano unos 550 millones.

 Y eso sin contar como observó el mayor sociólogo brasileños, Gilberto Freyre que: “el hombre hispano comprende, por lo menos, cuatro lenguas: el castellano, el portugués, el gallego y el catalán” [4]con lo cual si sumamos hoy al mundo lusoparlante llegamos a la friolera de casi 800 millones de personas de lengua hispana. Esta masa enorme ¿no es poder?


¿Por qué esta cesión gratuita en el orden internacional a la primacía del inglés y su dominio casi absoluto en las relaciones internacionales?.

¿Por qué no postular el español como una lengua de trabajo internacional habida cuenta de la facilidad de aprendizaje que ofrece su estructura, sobre todo a partir de la terminación vocálica abierta de la mayoría de sus sustantivos? Y además por ser una lengua que carece de idiotismos, tan comunes en el francés. 

Por otra parte, y esto es lo que no ven los geopolitólogos franceses y sí los geopolitólogos de Itmaraty, la utilización del castellano como lengua de trabajo internacional termina fortaleciendo al francés y al resto de las lenguas romances (ej. portugués, italiano, sardo, occitano, catalán, gallego, rumano, etc.)

Encuentro dos causas que pueden explicarlo. La primera es interna y se encuentra en la falencia de nuestros políticos hispanoamericanos por la falta de preferencia de ellos mismos, su mundo cultural y la expresión de esta ecúmene. Hasta tanto no nos prefiramos a nosotros mismos, nuestros representantes van a seguir imitando y como un espejo opaco, van a imitar pero mal. 

Conozco un solo caso argentino en política internacional que fue el del presidente Roque Sáenz Peña, quien sabiendo perfectamente inglés, en el congreso panamericano de Washington se hacía traducir pues afirmaba: Tengo el sentimiento y el amor de mi raza, quiero y respeto como propias sus glorias en la guerra y sus nobles conquistas en la paz.


La segunda de la causas es que la lengua es un lugar de poder y el poder de un idioma depende del poder que tienen aquellos que lo hablan. Y hoy los políticos hispanoamericanos no tienen ningún poder. Es decir, hacen política a nivel nacional y no poseen ninguna política a nivel internacional.


En estos últimos años en América del Sur han creado la Comunidad Suramericana de Naciones y la Unasur (Unión de Naciones de América del Sur) y lo primero que hicieron fue invitar a Inglaterra y Holanda (a través de Guyana y Surinam) a integrar su comisión directiva, con lo cual algo que podría llegar a tener, a partir de una comunidad lingüística, aunque más no sea, un peso relativo en la política internacional, se transformó en una experiencia frustrada más de las tantas que se han intentado desde esta esquina del mundo.


Observamos el esfuerzo que está haciendo el gobierno brasileño donde todo su funcionariado habla cómodamente castellano, que no es en Brasil ni en las universidades brasileñas considerado un idioma extranjero, por aquello que afirmara don Gilberto Freyre, pero no vemos de parte del mundo político de lengua española ningún esfuerzo, proyecto o iniciativa que vaya en igual sentido. 

México se conforma con la explosión demográfica expulsando mejicanos hacia los Estados Unidos. La dirigencia colombiana y centroamericana adoptó el inglés en su uso internacional, mientras que Argentina y Chile con el cuerpo diplomático que tienen actualmente, y si seguimos así, van a terminar adoptándola también.

Fuente                                                     Alberto Buela
licpereyramele

domingo, 30 de marzo de 2014

EL CANTO DEL LOBO



El Hombre y la Tierra - El cazador social. 

Capítulo completo. Serie documental sobre reportajes de animales protagonizada por Félix Rodríguez de la Fuente. 30 años sin Félix recuerda 'El Hombre y la Tierra', audios de RNE, reportajes y documentales. 'El cazador social' es otro de los capítulos de Félix Rodríguez de la Fuente dedicado al lobo. Un depredador que vive y actúa en el seno de grupos bien jerarquizados.

Hoy apenas si se escucha ya el canto del lobo”. 

La legendaria frase de Félix Rodríguez de la Fuente denuncia la situación de una especie amenazada. Pero puede ir mucho más allá. Analizada a la luz de su pensamiento, esta frase bien puede referirse también a la pérdida casi definitiva de la libertad ancestral del hombre. 

La libertad de vivir en y con la naturaleza y ser dueño de sí mismo.